viernes, 8 de mayo de 2020

8 de Mayo 2020

8 de Mayo 2022
Amigos y Poesía




Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Jornadas de Recuerdo y Reconciliación en honor de los que perdieron la vida en la segunda guerra mundial.



Seguimos luchando con el coronavirus, y que mejor arma que la poesía.

Vuelve la vida, es un poema que escribí para este diario.




El mundo no gira, se inmoviliza,
 para vencer a un virus coronado,
 que cobarde, y en silencio, se desliza,
 entre miles de seres contagiados.

La soledad del enfermo en aislamiento.
se combate con un suero de poesía.
Estrofas y rimas, al momento,
le permiten vivir un nuevo día.
                      
Letras y palabras, por la vía,
entran goteando en las venas,
 e inundan el cuerpo de alegría,
 expulsando al desánimo y la pena.

 El virus se contagia de poesía.
Rebosan las calles y avenidas,
recobrando la fuerza y la energía.
El retorno triunfal: vuelve la vida.








La Playa de mis sueños, es un poema que escribí para el libro Poesía del desencanto.
Lo recita, un gran amigo mío, “El Migue”, fundador y alma del Club Gálica de Tenis de Mesa, del Palo.
Jugamos los Martes y Jueves, de 6 a 8 de la tarde en el CEIP Jorge Guillén PUA.
Es otro luchador incansable por los pasos de cebras.

Paseo por la orilla de la playa.
Las olas, suavemente,
cosquillean mis pies descalzos.
La arena, blanda y húmeda,
es una senda hacia el infinito.

El sol, que aún no calienta,
vigila sigilosamente,
mi lento caminar.

Me inquieta la soledad.
Nadie sigue mis huellas.
De repente, ante mí,
una diminuta,
pero hermosa concha.

¡Ya no estoy solo
en la playa de mis sueños!




La oración del tiempo es uno de mis poemas preferidos, lo escribí para mi libro Otra manera de vivir.
Y dice así:

Yo soy el presunto asesino
de mis horas muertas.
Soy el cruel carcelero
de mi tiempo libre.
El explorador y aventurero
de mi tiempo perdido.

Viajo en el tiempo,
pasado por agua.
Me entierro en horas y minutos.
No se si resucitaré al tercer día,
en el cuarto oscuro
o en el quinto pino.

Conjugo el tiempo verbal.
En un pretérito,
sería pluscuamperfecto.
Yo había sido.
No soy, solo fui.
Y a lo mejor seré.
Y cuando el verbo
se haga carne,
pararé el tiempo,
para amarte por siempre,
Amén.

Lo recita mi prima Isabel, la maestra de la familia, mi hermana del alma.






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