sábado, 25 de abril de 2020

25 Abril 2020

25 Abril 2020
Morir solo


¡Buenos días! Hoy es el Día Mundial del Paludismo y Día Internacional del Delegado.


 Quiero convertir este artículo en un homenaje a todos los fallecidos por el coronavirus

Hay formas de morir, tantas como muertos.
Los fallecidos por el coronavirus, mueren solos, sin nadie a quién confesar un secreto, un deseo o una última voluntad.
Mueren con el sonido de su respiración que se apaga. No tienen palabras de aliento que alivie su muerte.
No hay nadie que le coja la mano, ni caricias en la frente.
Para las víctimas de este virus no hay una mirada, ni un gesto amable. Sólo tubos, agujas y goteos.
En este país se pierden los muertos, los familiares lo buscan, desesperados, por las morgues y hospitales.
Ya es difícil que un muerto se extravíe.
Se imaginan la escena, un muerto con el ataúd a cuestas, por las calles de la ciudad, buscando a un agente de la policía, para preguntarle:
-Oiga, por favor, me he muerto y me he perdido.
-Lo suyo es incineración, hueco en la pared, o un hoyo de tierra.
-Creo que incineración.
-Pues vaya al Palacio del Hielo.
-Puedo ir mejor al Santiago Bernabeu, es que me gustaba mucho el Real Madrid.
-Pues entonces para qué preguntas. Circule si no quiere que le multe.
Comienza a llover, y el muerto se mete en su ataúd para refugiarse del agua.
Las noticias del mediodía abren con esta historia:
-Se ha perdido un muerto. En el momento de su defunción llevaba pijama de los hospitales de la Comunidad de Madrid, lleva colgando un respirador y circula en un ataúd, calidad extra, caoba.
Si lo está oyendo o alguien le ve, póngase en contacto con bla bla bla...
Hay algo más triste que morir?
Sí, morir solo.

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