15 de Marzo 2020
Coronavirus
¡Buenos días!
Por comenzar de alguna manera.
Empieza un mal sueño. El virus se les ha ido de las manos
sucias. El virus tose y contagia cada día, multiplica los infectados y causa más
muertos.
Se declara el estado de alarma.
Se suspenden las clases en colegios y universidades.
Se detiene la actividad comercial.
Se para Málaga, cierran sus bares, sus comercios…
Sólo abren farmacias, tiendas de alimentación, kioscos, estancos,
peluquerías y tintorerías.
Para que el virus nos coja bien alimentados, comiendo pipas,
fumando un cigarrito, bien peinado y con ropa limpia.
Precintan los parques infantiles, clausuran playas,
suspenden todas las actividades culturales, nos mandan dos semanas a casa, sin
salir, sólo para pasear los perros, ir a los hospitales, a comprar comida y a
tirar la basura.
La ciudad se queda desierta. Los hoteles cierran y echan a
los clientes, que colapsan el aeropuerto.
24 horas después de decretar el estado de alarma, el
Ejecutivo, decide la práctica intervención de la sanidad privada para evitar el
colapso de la red pública por la pandemia.
¿Ciencia ficción o un mal sueño?
Ante el miedo al desabastecimiento, en los supermercados
aparecen las estanterías vacías, por el acopio de alimentos y productos, de la población.
Nos bombardean con noticias del coronavirus, en la televisión,
en la radio y en las redes sociales.
Esto debe acabar, tarde o temprano.
Desde algún rincón del mundo, alguien se estará frotando las
manos. La vacuna del coronavirus estaba ya preparada, antes de lanzar el mal.
Quizás sea tarde, y lo que empezó siendo un juego de
laboratorio, amenaza al mundo, a su economía y a la raza humana.
Desde mi ventana veo la calle vacía, la vida parada.
En mi patio, nadie para el crecimiento de las plantas, ni el
brote de las semillas.
En mi patio, esperando la primavera, no se detiene la vida.
Las flores silvestres y gorriones no entienden de
coronavirus…
PD Adelanto ese día
por los acontecimientos de la actualidad.
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