1 de Marzo 2020
Comenzamos un nuevo mes.
¡Hola
asiduos lectores de Mi Diario 2020!
Como pasa el tiempo, ya estrenamos el mes de Marzo.
Este año, como cada cuatro, ha tardado un día más en llegar.
Yo sigo rebuscando, entre los cajones de los muebles de la
cocina, algún mantecado o tableta de turrón, perdida y anacrónica.
No hay nada más hermoso, que sentarse a ver pasar el tiempo,
en un reloj de arena, girarlo y observar, como el aluvión va pasando por la
estrechez, y llenando la parte inferior.
Los granos se precipitan velozmente, pero con un orden, para
no colapsar la fluidez del tráfico de arena.
Nunca puedes observar el tiempo pasado, porque la arena
nunca sube, siempre baja.
Si fuese grano de arena, me costaría elegir entre, grano de
arena de un reloj de arena, o grano de arena de la playa.
Sería grano de un reloj de arena, un grano romántico.
Pero no tendría la libertad de un grano de arena de la
playa, sintiendo la brisa del mar y el sol.
Yo sería de esos granos que se incrustan en la piel, y no
salen en la ducha, ligera, que las personas se dan en la playa, para quitarse
la sal.
Viajaría en el coche de vuelta a casa, después de un día de
playa, todos rojitos y cansados.
Apretujados los tres niños, el matrimonio y la suegra, la
sombrilla, las sillas, la mesa, la nevera y las toallas.
-No os
habéis sacudido la arena bien. Grita el padre.
-Ha sido la Vane , dice el hermano más
pequeño.
-Chivato,
maricón.
-Guarra. Y
le suelta un manotazo.
Comienza una pelea, entre los tres hermanos. (Yo nunca las
he vivido, porque he sido hijo único, y además mi padre no tenía coche)
La madre se contiene, y el padre por el retrovisor, amenaza
a sus hijos.
-Como no os
estéis quietos, os voy a dar una hostia, que se os va caer la arena, hasta la
del pescuezo.
-¡Qué
violento eres Pepe! Dice la suegra, muy suavona.
-Pues el
domingo que viene, va a venir usted nadando a la playa. Le contesta el yerno.
-Pepe, no
le digas esas cosas tan feas a mi madre.
Lo que menos me gusta es el viaje de vuelta a la playa.
Desde la ducha, por las cañerías malolientes de la ciudad.
También se puede elegir ser un grano de arena en el
desierto. Pero eso tiene que ser muy aburrido, todo el día al sol, achicharrao,
sin un arbolito, esperando a que pase la caravana de camellos, una vez por
semana. O esperar a que pase, una vez al año, Carlos Sainz, en el rallye de
coches.
Hay quién tiene suerte, como los granos de arenas en los
oasis.
Hablando de granos, se ha pasado el tiempo volando.
Voy a dejar para otro día, el grano de pus, que nos ha salido a todos,
cuando éramos jóvenes, en la nariz, justo el día antes del baile...
Ya casi no se lleva sombrilla a la playa, se lleva toldo.
ResponderEliminarAquí tienes un hermano.
Lo sé, hermano...
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