9 de Enero 2020
Son las
ocho de la mañana. Salgo al patio y visito, una por una, a todas las plantas y
árboles, para ver como están.
En el horizonte, miro las puntas de dos enormes araucarias.
En una de ellas veo una cosa abultada. Parece un fruto del
árbol.
Enseguida cojo los prismáticos, que me regaló Antonio, “el Gorrión de Orihuela” y veo que se
mueve.
Es un ave pero la tengo de espaldas.
Tras un rato, se vuelve y ya puedo identificarla, es una
primilla o cernícalo común.
Traigo la cámara de vídeo, y aunque está muy lejos, puedo
grabar algo.
Este es el resultado
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