viernes, 24 de enero de 2020

3 de Enero


3 de Enero de 2020
La burocracia.

Hoy vamos a arreglar unos papeles.
Antes de nada, quiero dejar claro el trabajo eficaz que la mayoría de los funcionarios, de Málaga, desarrollan. Y digo de Málaga, porque son los que he tratado, durante muchos años de trabajo, antes de mi jubilación forzosa.
Y digo mayoría, porque existe una minoría, que no desarrolla su labor, y lo único que saben es poner trabas, y no procurar soluciones.

Las oficinas que visito pertenecen a la Junta de Andalucía.
Aquí, todo va con cita previa. Me imagino que para evitar aglomeraciones y para proteger, del estrés, al funcionario.
Tenemos la cita solicitada desde mediados de Diciembre.
Nada más llegar a las oficinas, tenemos que validar la cita en una máquina, para que sepan que has llegado.
En breve, aparece mi referencia en la pantalla, acompañado del número, que indica el lugar del mostrador, a donde me van a atender.
            -¡Buenos días!
            -¡Buenos días! Ustedes dirán.
            -Venimos a hacer el trámite de una herencia.
            -Este trámite no lo puedo hacer yo. Ustedes habéis    solicitado una cita para sucesiones y donaciones. Pero el tema de herencia lo lleva otra compañera.
            -¡Vale! Habrá sido un malentendido cuando pedimos la cita, por teléfono. ¿Me puede pasar con la compañera?
            -No puedo. Tienen que sacar otra cita.
            -Mire, es que yo he pedido el día libre en el trabajo, para acompañarle, porque él no puede venir solo. –Intervino mi mujer.
            -En ese caso, puede hablar con “fulanita”, en el despacho número “n”.
            -¡Muchas gracias!
            -Siento no poder atenderles.
Traspasamos el mostrador y, vamos al despacho de “fulanita”
“Fulanita” está hablando con “menganita”. Y, educadamente, esperamos en la puerta.
Cuando terminan,  “fulanita” sale a la puerta de su despacho.
Le explicamos lo sucedido. Lo mismo que le contamos al primer funcionario que nos atendió.
            -Pues lo siento. Deben de solicitar otra cita, para la compañera.
            -Mire usted, le repito que por error pedimos la cita equivocada de departamento.
            -Nos pueden atender. (Mi mujer le vuelve a explicar que ha tenido que pedir el día libre).
Dicen que la cara es el reflejo del alma, y por la expresión de la señora, entendimos que íbamos a luchar con un alma dura.
            -Es que os habéis equivocado. Todos los días viene gente contándome cosas y problemas, para que los atienda.
            -Nosotros solo pretendemos hacer un trámite, y solicitamos su ayuda para llevar a cabo dicha gestión.
            -Pues yo no puedo hacerlo.
            -Pues déme las hojas de reclamaciones. Porque no es justo. –Intervino mi mujer-
            -Es que esto lleva un proceso. Además, yo intentaría rellenarle el impreso, pero tendrían que sacar otra cita para entregarlo. Y no sé si podría ser hoy.
            -Por favor, rellénelo y nosotros sacamos número para presentarlo.
            -Déjeme las escrituras del notario. Y, “fulanita” se retiró a su despacho. Voy a ver lo que puedo hacer.
Nosotros fuimos a la máquina, a solicitar un número para presentar la documentación. Como era temprano (09:30) la máquina nos dio cita para esa misma mañana.
“Fulanita”, tardó más de treinta minutos en rellenar el impreso, cuando lo normal, es que se haga en cinco minutos.
Por fin, salió de su despacho, y nos entregó la documentación.
            -¿Habéis conseguido número para presentarla?
            -Sí.
Ya se había pasado nuestro turno. Se lo comentamos a “menganito” y nos atendió, muy amablemente, en seguida.
Acabado el trámite, mi mujer, se dirigió al despacho de “fulanita” para darle las gracias.
            -Vienes.
            -No. Voy a comprarle un ramo de flores y una caja de bombones.

Nos sentimos muy mal, con la actitud de la señora.
Parecíamos delincuentes o estafadores que queríamos engañar a la administración. Un trato que no se merece el usuario.
Afortunadamente, fue la excepción que confirma la regla.

“Los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los situados en los lugares más altos son los más inútiles”
Paul Masson.



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